Y no tardó demasiado tiempo en aparecer. Más tarde entendí que cuando instalas una pregunta en tu cerebro, él, inconscientemente busca y bus...
Y no tardó demasiado tiempo en aparecer. Más tarde entendí que cuando instalas una pregunta en tu cerebro, él, inconscientemente busca y busca hasta que encuentra la respuesta. Aunque he de reconocer que esa vez, mi inconsciente hizo muy, pero muy bien su trabajo.
La pregunta que rondaba mi cabeza por esos días era, ¿dónde encuentro a una persona extraordinaria que complete nuestro equipo?. Meses antes había conocido en un programa de Coaching al Profesor del IESE Steven Poelman y había quedado muy sorprendido de su excelente nivel. Me parecía que necesitábamos a alguien con su background académico en nuestro equipo. Yo tenía bastante experiencia empresarial y buena formación en Escuelas de Negocio, Sebastian tenía mucha formación como Coach y Emprendedor, unido a su enorme intuición y talento de Músico Profesional. Pero para construir el seminario perfecto, que era mi obsesión esa primavera del 2009, necesitábamos algo más. Hacía falta la solides metodológica que alcanzan solo algunos pocos Ph.D de las mejores Universidades del mundo.
Para mi sorpresa, Maite, tenía eso de sobra y mucho, muchísimo más que aportar.
Como casi todo lo importante que tengo, conocer a Maite también se lo debo a Chie. Porque días antes iniciaron una amistad de parque, de esas solo se dan en España, el país donde por esos días, aun todos confiaban en todos.
Tenían varias coincidencias para hacerse amigas, las dos eran latinas, las dos estaban lejos de sus familias por culpa de sus maridos, las dos eran mamá de gemelos (mellizas), pero creo que la razón no fue ninguna de esas. Solo se encontraron dos almas buenas y cuando eso pasa, no necesitas ningún otro tipo de coincidencia.
Y como Chie, de forma casi mágica, siempre sabe lo que estoy pensando o lo que estoy buscando, me dijo una tarde:" Tienes que conocer a mi amiga Mexicana del parque, creo que podría ser un aporte para el equipo que están formando". Y como casi siempre (insisto, "casi"), tenía razón.
Solo cruzamos algunas palabras sobre liderazgo y mi cerebro gritó ¡No hay duda!, "Maite es la persona que estamos buscando". Corrí como un niño a contarle a Sebastian y le dije dejándome llevar por mi euforia narcisista "Maite va a trabajar con nosotros".
Grave error, porque una vez más olvidé que para Sebastian, no existía el sentido figurado. Para él, mi afirmación, era un firme compromiso y así tal cual, se lo dijo a Maite a penas la vio. Ella, con fundadas razones exclamó por toda la finca, ¡pero qué andan diciendo por ahí, este par de locos que ni siquiera conozco! (Maite, si estas leyendo sabes que es verdad :)
Del malentendido, llegamos a un pequeño acuerdo y la Pequeña Gigante, puso equilibrio, creatividad, rigurosidad, talento y carisma. Y con tres elementos, este sí era el equipo perfecto.
Debo confesar que nunca en mi vida había aprendido tanto, disfrutado tanto, reído tanto, pensado tanto, entendido tanto, practicado tanto y aclarado tanto, como esos días inolvidables con mis amigos Sebatian y Maite.
Hoy, el mejor seminario que puedo dar es solo la trasnochada resaca de lo que aprendí mirando desde los hombros de estos dos gigantes.
Felipe Bozzo
PD: Aquí un vídeo de esos primeros días de reflexión con Maite, el el sofá rojo de nuestra querida oficina de Alameda 43, Puerta 1, Valencia.
(Observen su comunicación no verbal con las manos)
https://www.youtube.com/watch?v=zxAWEYRnG_Y
La pregunta que rondaba mi cabeza por esos días era, ¿dónde encuentro a una persona extraordinaria que complete nuestro equipo?. Meses antes había conocido en un programa de Coaching al Profesor del IESE Steven Poelman y había quedado muy sorprendido de su excelente nivel. Me parecía que necesitábamos a alguien con su background académico en nuestro equipo. Yo tenía bastante experiencia empresarial y buena formación en Escuelas de Negocio, Sebastian tenía mucha formación como Coach y Emprendedor, unido a su enorme intuición y talento de Músico Profesional. Pero para construir el seminario perfecto, que era mi obsesión esa primavera del 2009, necesitábamos algo más. Hacía falta la solides metodológica que alcanzan solo algunos pocos Ph.D de las mejores Universidades del mundo.
Para mi sorpresa, Maite, tenía eso de sobra y mucho, muchísimo más que aportar.
Como casi todo lo importante que tengo, conocer a Maite también se lo debo a Chie. Porque días antes iniciaron una amistad de parque, de esas solo se dan en España, el país donde por esos días, aun todos confiaban en todos.
Tenían varias coincidencias para hacerse amigas, las dos eran latinas, las dos estaban lejos de sus familias por culpa de sus maridos, las dos eran mamá de gemelos (mellizas), pero creo que la razón no fue ninguna de esas. Solo se encontraron dos almas buenas y cuando eso pasa, no necesitas ningún otro tipo de coincidencia.
Y como Chie, de forma casi mágica, siempre sabe lo que estoy pensando o lo que estoy buscando, me dijo una tarde:" Tienes que conocer a mi amiga Mexicana del parque, creo que podría ser un aporte para el equipo que están formando". Y como casi siempre (insisto, "casi"), tenía razón.
Solo cruzamos algunas palabras sobre liderazgo y mi cerebro gritó ¡No hay duda!, "Maite es la persona que estamos buscando". Corrí como un niño a contarle a Sebastian y le dije dejándome llevar por mi euforia narcisista "Maite va a trabajar con nosotros".
Grave error, porque una vez más olvidé que para Sebastian, no existía el sentido figurado. Para él, mi afirmación, era un firme compromiso y así tal cual, se lo dijo a Maite a penas la vio. Ella, con fundadas razones exclamó por toda la finca, ¡pero qué andan diciendo por ahí, este par de locos que ni siquiera conozco! (Maite, si estas leyendo sabes que es verdad :)
Del malentendido, llegamos a un pequeño acuerdo y la Pequeña Gigante, puso equilibrio, creatividad, rigurosidad, talento y carisma. Y con tres elementos, este sí era el equipo perfecto.
Debo confesar que nunca en mi vida había aprendido tanto, disfrutado tanto, reído tanto, pensado tanto, entendido tanto, practicado tanto y aclarado tanto, como esos días inolvidables con mis amigos Sebatian y Maite.
Hoy, el mejor seminario que puedo dar es solo la trasnochada resaca de lo que aprendí mirando desde los hombros de estos dos gigantes.
Felipe Bozzo
PD: Aquí un vídeo de esos primeros días de reflexión con Maite, el el sofá rojo de nuestra querida oficina de Alameda 43, Puerta 1, Valencia.
(Observen su comunicación no verbal con las manos)
https://www.youtube.com/watch?v=zxAWEYRnG_Y
