Vivimos posiblemente la era de más oportunidades en la historia de la humanidad. Nuestra tecnología ha crecido de manera exponencial y ha en...
Vivimos posiblemente la era de más oportunidades en la historia de la humanidad. Nuestra tecnología ha crecido de manera exponencial y ha entrado sin invitación en la vida de todos nosotros. Tenemos acceso al mundo en un instante y sin asimetrías de la información, conocimientos que antes estaban reservados solo para los expertos, están ahora a dos clic de nuestro bolsillo y distancias que antes eran eternas, hoy se transformaron en cientos de amigos o familiares repartidos en cualquier lugar del mundo y conectados en una red social.
Pero temo que nos olvidamos de algo, obnubilados por lo sorprendente, estamos renunciando a lo importante y de pronto estamos más preocupados de los like en Facebook que de saber que le apena a quien está a nuesto lado. Temo que nos están sobrando whatsapp. Un like no equivale a un abrazo, un un emoticón no reemplaza una sonrisa. Y si estoy equivocado, por qué tantas familias rotas, tantas amistades rotas, tantas sociedades rotas y tantas vidas rotas.
Atontados, ingenuos y sorprendidos en la intimidad por un celular, tenemos que rebelarnos ante esta nueva realidad. La era de la comunicación no nos está comunicando, solo nos está conectando. Por eso esto es un grito y un llamado para volver a lo medular, a lo simple, a lo esencial y a lo que importa de verdad: saber conversar.
Caminar hombro con hombro hasta sentir el cansancio, ver la voy tenue que habla sin ofender, que escucha sin justificar y que rebate sin insultar. Aprender a usar palabras que no cortan, a construir miradas que no amenazan, a conectar personas con frases y a unir mundos con palabras. ¿Qué tecnología enseña eso? Creo que ninguna.
¿Tienes alguna conversación pendiente?, Al parecer yo sí...definitivamente sí.
Felipe Bozzo
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